Ni soy cocinero ni pretendo serlo. Para eso hay que estudiar, tener talento y años de experiencia. Ni siquiera creo que cocine bien. Solo sé que un día le perdí el miedo a cocinar y hoy disfruto de cada minuto que paso en la cocina. Me relaja. Me libera. Me permite expresarme. Me encanta comer y dar de comer a la gente que quiero. ¿Me acompañas?